Bretaña es una región con rasgos de identidad únicos dentro de Francia. Ésta región del noroeste del país se encuentra extendida en una enorme península que sobresale sobre el Atlántico. Además de una región moderada por el mar y su clima, Bretaña es un tesoro histórico y arquitectónico en cada una de sus ciudades y pueblos, con poblados que florecieron en torno a monasterios, castillos o al comercio de ultramar.
En ésta lista, repasamos algunos de los pueblos más bonitos y mejor conservados, precisamente, por quedar congelados en su tiempo de esplendor venido a menos (en tiempos de la revolución industrial). Hoy volcados al turismo, éstos pueblos perduran como una conexión con el pasado, y como una muestra del apacible presente de otra de las regiones emblemáticas de Francia.
1. Un caserío de granito entre los más bellos de Francia (Locronan)
Locronan tiene apenas unos 800 habitantes, un patrimonio arquitectónico notable y muy bien conservado capaz de valer el reconocimiento como uno de los pueblos más bellos de Francia. Iglesias y casas de granito, tejados negros que parecen una obra de arte, calles empedradas. Lo que se dicen un pintoresco viaje en el tiempo:
2. La pintoresca Pontrieux.
Pontriux debe su nombre al puente sobre el estuario Trieux, un pueblo que alguna vez fue un importante centro comercial, y que hoy apenas pasa de los 1.000 habitantes. Aunque su principal activo económico es su puerto comercial y deportivo, a nivel turístico ofrece vistas idílicas y coloridas tan propias de Bretaña como para otorgar algunas de sus mejores postales:
3. Casas de madera en Le Faou
Otro de los seleccionados entre los pueblos más bellos de Francia. Le Faou se encuentra al este del estuario de la bahía de Brest, un lugar estratégico en una zona de terrenos ondulados. Es famoso por sus casas de madera, con 23 casas protegidas y una arquitectura muy bien conservada de tiempos medievales en su calle principal, con fachadas de granito y techos de pizarra.
4. “Cuna del Romanticismo” en Combourg
Su apodo como cuna del romanticismo se lo debe al escritor Francois-René de Chateaubriandque pasó parte de su juventud en el castillo de Combourg. Situada en la Alta Bretaña entre Rennes y Saint-Malo, Combourg fue largamente asediada por los vikingos hasta convertirse en un protectorado a partir del segundo milenio. Una de sus mayores atracciones es el castillo que sobresale sobre el caserío:
5. Calles estrechas y casas entramadas en Tréguier
Capital histórica de Trégor y antigua ciudad episcopal, el pueblo de Tréguier está situado sobre la ladera de la meseta del Tregor, y conservado (una vez más) como una reliquia urbana donde poco ha cambiado en cuanto a su aspecto. Sobre todo dentro de la ciudad vieja o el casco histórico, que se encuentra protegido como un museo vivo en torno a la plaza Martray, abundan casas características entramadas:
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